El papel del docente evoluciona hacia el
de guía.
Dinámica activa y de interacción del
alumnado.
Participación, cooperación y metodología
colaborativa.
Las secuencias de enseñanza-aprendizaje
son progresivas.
Tareas y actividades contextualizadas.
Semejanzas con la realidad,
situaciones-problema.
Los contenidos se ponen al servicio de la
adquisición de competencia.
Tres componentes: destrezas,
conocimientos, actitudes.
La competencia implica un nivel superior al de conocimientos.
El concepto de evaluación se amplía y se diversifica.
Es conveniente que el alumno conozca previamente cómo va a ser evaluado.
Los criterios de evaluación se centran en la adquisición de competencias.
Distintos tipos: autoevaluación, heteroevaluación, evaluación cooperativa…
Evaluación durante el proceso y de los “productos finales” (evaluación formativa).
Incorporación de nuevos descriptores e indicadores de evaluación.